Reflexiones

“Reflexión sobre mi enseñanza” 

Ser docente no me limita a la enseñanza dentro del salón de clases, me ha permitido conocer jóvenes desde su propio ser, ese ser muchas veces dañado por sus propios padres y familia, siempre trato de escucharlos y estar para cada uno de ellos y para atender sus problemas, en ocasiones bastantes graves y complejos; me encanta conocer a mis alumnos, saber donde viven, con quienes pasa la mayor parte del tiempo, que le gusta o disgusta, esto me permite saber qué pasa cuando alguno de ellos no puede aprender porque algo sucede, en una ocasión una de mis alumnas llego muy agresiva con sus compañeros, yo sabía que algo no andaba bien porque en casa vivía agresividad ( el papá le pegaba a la mamá y a ella también por defender a su madre) le dije, a ver ven que pasa y bueno… justo antes de salir a la escuela el padre había golpeado a su madre, al platicar entendió que sus compañeros no tenían la culpa de lo vivido.

 Para mí el silencio absoluto en el aula no es sinónimo de conocimiento, me encanta poner música de fondo en algunas actividades, en otras como lo marca la metodología de tele-secundaria cantamos, recitamos y actuamos, digo cantamos porque soy el ejemplo a seguir y claro tengo que empezar las actividades, mi mejor regalo es ver que las realizan con entusiasmo. 

Mi profesión me llena de vitalidad contagiada por mis alumnos; mi mayor orgullo es verlos convertidos en profesionistas, aquellos, que su economía se los permite, claro está ya que la comunidad donde laboro desde hace 17 años es de escasos recursos y familias disfuncionales donde los jóvenes no tienen quien los guié más que nosotros los docentes y las ganas propias de ser alguien en la vida y los que no tienen esta oportunidad, en hombres de bien; al verme me saludan con afecto o incluso regresan a su escuela a presentarme su familia, novia o simplemente a contarme algún logro o problema. 

Esta profesión me lleva a reflexionar permanentemente, a buscar estrategias para transformar y mejorar mi práctica docente, enfrentando las dificultades inherentes a mi labor, evitando así una clase rutinaria estando a la par de las nuevas tecnologías; cuando de mis alumnos percibo una sonrisa, una palabra sincera, un logro alcanzado y un sueño hecho realidad, sé que es un reconocimiento a lo que hago, porque les he dado la oportunidad de llenar su vida de significados.

La nueva reforma educativa implica un nuevo reto como docente que tengo que lograr por ellos, mis alumnos y futuros alumnos o como les encanta que les diga mis hijos postizos.